<<Muchos propietarios de perros saben que unos de los
momentos más traumáticos que deben pasar sus animales durante el año es el de
las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Durante estos días es muy común el uso de
pirotecnia en señal de celebración. Sin embargo, lejos de festejar, los
animales sufren por los fuertes estruendos. Tal es así que uno de los
comportamientos indeseables que más frecuentemente se observan en los perros
son aquellos relacionados con el miedo a ruidos fuertes producidos por la
pirotecnia utilizada en las fiestas de fin de año.
Si bien todos los animales son sensibles a los ruidos
fuertes, los perros son los más afectados debido a su delicado sistema auditivo,
cuatro veces más potente que el del ser humano. Durante las mencionadas
fiestas, muchos buscan huir desesperadamente, destruyendo todo lo que obstruya
su paso, a fin de terminar con la sensación de terror que les embarga, mientras
otros buscan refugio en lugares tan insólitos como la despensa o una bañera.
El origen del problema
Resulta de vital importancia saber que todo dueño debe evitar
acariciar a su animal y hablarle a fin de explicarle que la situación no es
peligrosa. Tanto el tono suave de la voz como las caricias pueden ser
entendidas por el perro como un premio o una gratificación por su
comportamiento, es decir, por tener miedo. Por supuesto, lo que también debe
evitar hacer el dueño es castigar a su animal, ya que esta actitud puede no
sólo agravar el comportamiento en cuestión sino también deteriorar el vínculo
con el perro.
El temor a los estampidos producidos por la pirotecnia
puede ser de origen innato o adquirido. Los perros presentan una tendencia
natural a sentir temor ante estímulos intensos y además también son propensos a
sufrir el fenómeno conocido comosensibilización, por el cual aprenden a temer a
ruidos de muy baja intensidad.
Tal es así que, a medida que pasa el tiempo, los perros
sensibilizados presentan reacciones de temor ante estímulos cada vez más
débiles o reacciones cada vez más intensas ante el mismo tipo de estímulo. En
estos casos, el objetivo es lograr que el perro que padece miedo a los
estampidos producidos por la pirotecnia logre superarlo o al menos se
acostumbre a tolerarlo.
Afrontando sus miedos
Existe una técnica denominada 'desensibilización
sistemática', que consiste en exponer al animal a un estímulo capaz de provocar
una reacción de temor a una intensidad tan baja que esta reacción no se
produzca y así permitir que ocurra la habituación a ese bajo nivel de estímulo.
La intensidad del estímulo puede ser incrementada gradualmente, teniendo la
precaución de no provocar una respuesta emocional en el perro.
Si este procedimiento se continúa hasta que el estímulo
en cuestión es presentado en su máximo potencial, será posible que la reacción
de temor desaparezca por completo. En términos prácticos, se puede utilizar un
arma de fuego con balas de fogueo o elementos de pirotecnia, y comenzar a una
distancia tal que el sonido emitido llegue a los oídos del perro a una
intensidad muy baja, para luego, con el paso de los días, disminuir la
distancia de emisión del sonido.
Por último, en los casos de mayor gravedad, será
necesario utilizar una medicación adecuada a fin de lograr tranquilizar al
animal para después aplicar la desensibilización sistemática. El tratamiento a
seguir debe estar en manos de un médico veterinario generalista o de uno
especializado en comportamiento animal, quienes serán los encargados de
prescribir la medicación pertinente y de seguir los resultados. Si bien la
mayoría de las consultas que reciben los veterinarios con respecto al miedo a
los estampidos se concentran entre el 23 y el 31 de diciembre de cada año, lo
ideal sería que los propietarios consulten con suficiente antelación como para
poder implementar un tratamiento curativo y no sólo paliativo.
Varias recomendaciones
Entre otras medidas, se recomienda colocar a los perros
un collar o un simple trozo de tela alrededor de su cuello, con una identificación
que lleve nombre, dirección y teléfono de su dueño durante los días anteriores
y posteriores a los festejos. También, si la mascota se queda sola en la
casa, es aconsejable dejarle en una habitación sin cristales o con las persianas
bajadas, con agua, la puerta cerrada y, dentro de lo posible, con música a un
volumen que disimule las explosiones.
Consultar con un veterinario la necesidad o no de
utilizar sedantes y, en caso necesario, la dosificación correspondiente.
Asimismo, advertir que si la mascota pasa las fiestas en una casa
con gente, hay que permitirle al animal que se esconda debajo de algún mueble o
lugar donde se sienta seguro para evitar un sufrimiento aún mayor.
Finalmente, es importante tener en cuenta el dicho
popular que dice que siempre "es mejor prevenir que curar", y por lo
tanto siempre podemos exponer a los cachorros desde edad muy temprana y en
situaciones no traumáticas sino placenteras a los estímulos a los que uno desea
acostumbrarlos, evitando la aparición futura de comportamientos fóbicos.
Por Claudio Gerzovich, médico veterinario.>>
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