10.6.13

"Mi experiencia como adoptante"


Agradecemos mucho este texto, colaboración de Eva Alsmann.


<<Hace unas semanas una amiga mía me pidió que escribiera algo sobre mi experiencia en adopciones de gatos y perros callejeros. Es más fácil platicarlo que escribirlo, porque mi experiencia está llena de anécdotas y emociones que son difíciles de plasmar cuando no se es buen escritor. Además, cada gato o perro que he adoptado o dado en adopción tiene una historia, muchas veces de sufrimiento,  y el proceso de rescate y búsqueda de familias adoptantes es a veces desesperante, lento, y lleno de altibajos.

Si tuviera que buscar el inicio de todo, tendría que remontarme a mis dos años de edad, cuando recogí a un pequeño gatito de la calle, dispuesta a no soltarlo. Por supuesto mis papás no dejaron que me lo llevara a casa, y me cuentan esa anécdota como la primera de muchos intentos por recoger animalitos de la calle. Así que supongo que nací así. Algunos dicen que es una vocación, otros dicen que estamos locos y que deberíamos dedicarnos a erradicar el hambre en África o a salvar a los niños de la calle; a estas alturas lo único que atino a decir es que nací así, y en cuanto fui independiente económicamente, comencé a rescatar perros y gatos de la calle, muchas veces con ayuda de otras personas que nacieron con este mismo chip que el mío.  Además de adoptar a mi actual familia numerosa, también he rescatado y dado en adopción, aprendiendo mucho en el proceso, así que puedo platicar mi experiencia como adoptante y como buscadora de adopciones exitosas y finales felices para los peludos. En esta ocasión, platicaré de mi experiencia como adoptante.

Actualmente en mi familia somos seis gatos, cinco perros y yo. Esto es suficiente como para que la mayoría de las personas entre en shock, y esa es la reacción con la que me encuentro frecuentemente. Muchos me diagnosticarán como acumuladora, de esas personas que están de moda en la televisión, que reúnen cientos de gatos en un camper, o toneladas de basura en su casa. Lo cierto es que si me hubiese quedado con todos los peludos que he dado en adopción, tendría más de sesenta gatos y unos
veinticinco perros. Encontrar hogares responsables cuesta mucho, cada vez más, porque la gente piensa que es suficiente con darle a su perro las sobras de la comida mientras lo amarran para siempre en la azotea. Pero si uno se quedara con todos los animalitos rescatados, su calidad de vida no sería mejor que estando en una azotea, y no es ese el objetivo de rescatarlos de la calle. Eso siempre me ha quedado claro, y por eso deben creerme cuando les digo que mi familia lo es porque creamos un vínculo especial entre nosotros; definitivamente no todos los humanos somos los adecuados para cualquier bicho y viceversa, y en mi familia hay una especie de armonía por los lazos que hemos creado los unos con los otros. 

No les voy a mentir diciéndoles que todo es amor… no existen familias sin conflictos, aunque ocurran de vez en cuando. Igual acá, hay amistades muy fuertes, y también pleitos entre los miembros del clan, pero funcionamos adecuadamente y nos hacemos felices entre todos. Algunos de mis niños, como les digo de cariño, han estado conmigo más de diez años. A otros los conozco del mismo tiempo, pero por cuestiones de calidad de vida para todos no los había podido adoptar oficialmente, sino que los cuidaba en el lugar en donde los conocí. Solamente cuando sus vidas corrieron peligro por amenazas de redadas de envenenamiento, les di un hogar, en el cual nunca les ha faltado atención médica, alimento, apapachos, espacio y ejercicio. Cada uno de mis niños responde por su nombre, contestan a mi llamado, y tienen personalidades muy diferentes. Por ejemplo, Lucas, mi perro más grande, es un guapo mestizo con tatarabuelos pastor belga, o eso pienso, porque tiene un aire a esa raza. Él es un líder nato, de esos bonachones que cuida a la manada y que cuando tiene que poner orden, no duda en regañar a las perritas si es que están molestando a alguno de los gatos. Ha llegado a defender incluso a mis gatos de otros perros que vienen de visita, y una vez, me ayudó a salvarle la vida a un caballo… así como lo leen. Sabe perfectamente que me encanta cuando se sienta con las patitas traseras juntas, haciendo una V y utiliza eso en su defensa cuando hace alguna travesura, aunque cada vez las hace menos porque está en su etapa de “maduro” y jefe del clan. Mis demás perritas son hembras, lo adoran y juegan con él y entre ellas, excepto Pecas, quien está viejita y prefiere dormir todo el tiempo. Tengo a la traviesa, la amargadita y la cariñosa, y se llevan retebien entre ellas.
Mis gatos las ven jugar desde el tapanco, poniendo cara de “qué cero refinados son los perros” y cuando se aburren, me exigen apapacho, haciendo cola para las caricias. Si uno comienza a acicalarse, los demás le siguen la corriente, y comienza la hora del baño, que no sigue ningún horario en específico. Una de mis gatitas, Yom-yom, prefiere mil veces la compañía de los humanos que de los otros gatos o perros. Es raro, me parece, teniendo en cuenta que cuando la rescaté, tenía un diábolo alojado en su patita… si fuese ella no me encantarían las personas. Pero ella es muy sociable y me busca a mí o a mis papás (sus abuelos) todo el tiempo. A pesar de venir de experiencias no gratas, mis peluditos tienen claro que no todas las personas somos indiferentes o malas. Sé que he enriquecido sus vidas, al proporcionarles las condiciones adecuadas para que vivan sin carencias, sin miedo y puedan ser como son, con sus distintas personalidades sin preocuparse por caminar kilómetros en busca de comida, expuestos a que los quemen, los mutilen, los entierren vivos, los utilicen para criar y criar cachorritos que venderán enfermos en las tiendas de mascotas, mientras sus papás se desnutren y se enferman hasta que no pueden más y los tiran moribundos a la basura… y no me lo estoy inventando, eso es lo que uno observa y atestigua cuando dedica parte de tu tiempo a ayudarlos.

Podría estar horas platicando de cada uno de mis niños, pero se acaba el espacio. Lo que puedo asegurar es que me han cambiado mi vida para bien, son una excelente compañía, me dan alegrías, apapachos, me cuidan, me ayudan a cuidarse entre sí, si estoy triste lo saben perfectamente y se acercan a consolarme de muchas maneras diferentes… los he considerado como mis hijos porque yo soy la proveedora, pero en realidad son mis compañeros, aprendo mucho más de ellos que ellos de mí, y mi vida es mucho más completa al haber tomado la decisión de incluirlos en ella.>>

-------------------------------------------------------------------------------




5 comentarios:

  1. Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales (Mahatma Gandhi)!!!.


    Casa de Poch me gustan estas publicaciones que fortalecen la comunidad amante de otras razas ademas de la humana. :)

    ResponderEliminar
  2. Felicidades Eva, a ver si un día nos invitas a conocer a tu linda familia, pues en casa ni una sola mascota tenemos, por estar en departamento... ha de ser padre rescatar a esos animalitos y verlos sanarse y crecer bien. Gracias a Raquel por fomentar la difusión de información, saludos a las dos! Elissa

    ResponderEliminar
  3. Gracias por tu comentario Elissa! son bienvenidas cuando gusten! saludos a Xochi!

    ResponderEliminar